El dramaturgo griego Esquilo, poco antes de morir, consultó el oráculo, donde se le vaticinó que moriría aplastado por una casa. Ante tal predicción, Esquilo abandonó la ciudad para irse al campo abierto. Curiosamente, murió al golpearle la cabeza un caparazón de tortuga que dejó caer un quebrantahuesos desde el aire.
Akuma to love song, de Miyoshi Tomori
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Para la reseña de hoy, no sé muy bien por qué, me fijé en esta serie que
tenía en la estantería y que empecé leyendo por scans antes de su licencia
por pa...
Hace 1 semana
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